Turquía es un país situado en una de las zonas sísmicas más activas del mundo.
Los temblores, seguidos de decenas de réplicas, han dejado más de 2.500 muertos, 13.000 de heridos y un número aún por estimar de desaparecidos. En Turquía hay al menos 1.651 fallecidos y 11.119 heridos, según las autoridades, que cuantifican también 2.834 edificios derrumbados.
La catástrofe afectó a varios cientos de kilómetros de varias provincias turcas, donde unos 13 millones de personas se preparan para temperaturas invernales.